Posteriormente, asigné a los alientos y a las cuerdas planetas y asteroides, guiándome por las características mitológicas de los dioses grecorromanos que representan. A las percusiones les confié los doce signos del zodiaco y al piano preparado lo convertí en el Nodo Norte de la Luna, que es el punto norte del cielo en que la trayectoria lunar cruza la órbita de la tierra.

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Todo iba conforme a lo planeado hasta que me sentí obligado a violar el plan previo por el bien de la música, lo que lo condenó al olvido, dada la obvia inutilidad de un plan previo violado. Sin embargo me gustaba el asunto de la astrología, por lo que decidí analizar lo que ya había compuesto y grabado desde el punto de vista no de un equinoccio hipotético, sino desde mi propia carta astral. Para ello, busqué ayuda de una astróloga profesional que interpretara mi carta astral poniéndo énfasis en buscar las relaciones entre los ángulos, planetas y signos que junté mitológicamente, y ver si en verdad estaban relacionados en mi carta natal en lo astrológico. Luego renombré los movimientos, eligiendo un personaje de cada uno utilizando el dedazo como sistema, y finalmente encomendé investigar la relevancia del papel jugado por cada personaje escogido al dedazo.

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El resultado fue sorprendente. Todos los aspectos que la astróloga señaló tienen, en efecto, una contraparte musical; aspectos positivos o de apoyo entre los astros, como trinos y conjunciones, que al ser interpretadas en el manuscrito resultan en tríos y dúos entre los instrumentos, o aspectos negativos o de confrontación, como las oposiciones o las cuadraturas, que se hallan como contrapuntos contrastantes o la influencia atribuida a la presencia de cierto planeta en determinado signo que encaja a la perfección con el carácter del solo que ejecuta el instrumento correspondiente... Ante la abundancia de casualidades opté por conceder el beneficio de la duda y considerarlas como posibles causalidades.

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Quizá la influencia de los astros en nuestras vidas juegue un papel determinante al grado de dictar decisiones invisibles en nuestros procesos creativos. Si las energías circundantes al momento de nacer pueden definir el destino de una composición muchos años después, entonces no hay coincidencias, entonces, neta, ¡lo nato, es la neta!